Etiquetado energético: una herramienta más en los criterios de compra de los clientes

La etiqueta energética es una valoración más que tienen a su disposición los consumidores para incorporar a sus criterios de compra habituales, como pueden ser el precio, el reconocimiento de marca, las prestaciones, etc., y así poder comparar productos de las mismas familias y de similares características técnicas, desde el punto de vista de su eficiencia energética y el consecuente ahorro económico y contribución medio ambiental.

El marco normativo del etiquetado energético está recogido en el Reglamento (UE) 2017/1369 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de julio de 2017. Tras su entrada en vigor, en las nuevas etiquetas energéticas desaparecieron las clases A+, A++ y A+++, y se estableció una nueva escala de clases de la A a la G. La razón para establecer esta nueva escala en el etiquetado estuvo motivada por el desarrollo tecnológico de los nuevos modelos en cuento a su eficiencia, y ampliar el rango de elección de productos a los consumidores.

76 millones de electrodomésticos

Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), el parque nacional de electrodomésticos está estimado en 76 millones de aparatos (frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas y televisores). Y las ventas anuales de electrodomésticos nuevos de línea blanca ascienden a 6,6 millones.

De acuerdo con una encuesta del Eurobarómetro, la gran mayoría de los consumidores de la UE (93%) reconoce la etiqueta energética y al 79% le influye a la hora de comprar electrodomésticos. Ese reconocimiento y la consecuente elección de electrodomésticos más eficientes ha llevado a que, a nivel europeo, se haya alcanzado un ahorro estimado en 2021 superior a los 120.000 millones de euros debido a la reducción de la demanda de energía primaria. Una cifra que podría haber llegado al doble en 2022.

En España, los equipos domésticos afectados por el etiquetado energético suponen aproximadamente el 65-70% del consumo energético en el hogar, por lo que su correcta aplicación puede llevar consigo la obtención de ahorros energéticos, así como sus correspondientes contribuciones medioambientales.

Por qué es útil el etiquetado energético

A pesar de que está ya muy presente en nuestro día a día, estas son cuatro de las razones de la utilidad del etiquetado energético:

– Ofrece al consumidor información más clara y detallada sobre el consumo energético del equipo.

Ayuda tanto a consumidores como a compradores profesionales en la búsqueda y selección de productos de mayor eficiencia energética.

– La etiqueta ha promovido el desarrollo de productos más eficientes e innovadores, reduciendo el consumo energético y los costes de utilización de los electrodomésticos.

– Mayor compromiso por parte de los fabricantes con el medioambiente al realizar un consumo de energía controlado.