Objetivo: sustituir más de 3,5 millones de sistemas de calefacción y ACS para 2030

Recientemente, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) remitió a la Comisión Europea una actualización de la “Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España” (ERESEE 2020), según establece la Directiva 2010/31/UE, relativa a la eficiencia energética de los edificios, posteriormente modificada por la Directiva 2018/844.

En esa estrategia se establece lo que podríamos denominar como una “hoja de ruta” que marca el camino a seguir para rehabilitar los edificios existentes y transformarlos en edificios de alta eficiencia energética para conseguir la descarbonización del sector en el año 2050.

Los contenidos de la ERESEE, que están alineados con otras estrategias como la marcada por el Plan Nacional de Energía y Clima, contemplan, únicamente en el sector residencial, la sustitución de más de 3,5 millones de sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) para 2030.

Los objetivos, reducir las emisiones de CO2 entre un 50 y un 55% en la Unión Europea para ese año, la implantación, al menos, de un 32% de cuota de energías renovables y conseguir una mejora de la eficiencia energética de un 32,5%.

Cómo calcular los equipos de calefacción a sustituir

Para calcular el número de equipos de calefacción a sustituir de aquí a 2030, el MITMA se ha basado en unos “coeficientes que determinan el número de equipos que deben renovarse de cada tecnología a partir de la vida útil de los equipos”. En el caso del consumo, lo ha realizado “en base a los coeficientes de relación entre los consumos iniciales a 2020 y los finales a 2030 a partir de los rendimientos de los equipos y tecnologías de los equipos existentes y renovados”. Y, por último, en lo que respecta a la inversión que supondría esa renovación, en los precios de los equipos nuevos o renovados.

Los resultados obtenidos ofrecen una valoración sobre:

– Número de equipos de calefacción renovados sin cambio de combustible, con cambio de combustible y aquellos que permanecen sin renovar.

– Energía consumida y ahorros.

– Costes de las renovaciones sin cambio y con cambio de combustible.

Renovaciones y cambios en edificios con sistemas colectivos

Con ello, las previsiones para 2030 en el caso de edificios residenciales plurifamiliares con sistemas colectivos serían las siguientes dependiendo del tipo de equipo:

– Bombas de calor aerotérmicas. Se prevé que se mantengan los equipos existentes en 2020, con una renovación de los que alcancen su vida útil: un 37,5%.

– Calderas centrales de carbón. El objetivo es eliminarlas completamente para 2030. Si se alcanzara, la hipótesis es que en un 50% se sustituyera por calderas centrales de gas natural (en zonas urbanas), en un 30% por calderas centrales de biomasa (en zonas rurales), y el 20% restante (correspondiente a edificios pequeños con pocas viviendas) podría repartirse entre pequeñas bombas de calor centralizadas (10% y sistemas colectivos con paneles solares térmicos (10%).

– Calderas centrales de gas natural. Se estima una tasa de renovación del 26,8%, dado que su vida útil se estima en 25 años con un 25% de prórroga suplementario.

– Calderas de gasóleo y calderas de GLP. En ambos casos, el objetivo es la sustitución del mayor número de equipos posibles a 2030, estimándose que en esa fecha sólo quedará el 20% del número de equipos actuales. Se prevé que un 40% cambie a calderas colectivas de gas natural (en zonas urbanas), que otro 20% pase a biomasa (zonas rurales), y el 20% restante (viviendas en pequeños edificios de vivienda colectiva) cambie a bomba de calor centralizada o a paneles solares térmicos colectivos.

– Paneles solares térmicos. Se mantienen en 2030 los existentes en 2020, con una renovación de un 37,5%.

Renovaciones y cambios en edificios con sistemas individuales

Por lo que respecta a las renovaciones previstas de sistemas individuales en edificios de residenciales plurifamiliares, las previsiones son las siguientes (dependiendo también del tipo de equipo):

– Bombas de calor aerotérmicas. Se mantienen los equipos existentes, renovándose el 75% de los que corresponden en función del agotamiento y prórroga de su vida útil estimada. Es decir, el 37,5% de los existentes actualmente.

– Calderas y estufas de carbón. El objetivo es su eliminación para 2030, y que sean sustituidos en un 40% por calderas de gas natural (zonas urbanas), en un 30% por calderas de biomasa (zonas rurales) y el 30% restante, suponiendo que corresponde a estufas (por tanto, sin circuito ni radiadores), un 20% se sustituya por bombas de calor y un 10% por radiadores eléctricos.

– Calderas centrales de gas natural. Se prevé que se mantengan las existentes actualmente, con una renovación del 75% de las que corresponda por su vida útil (estimada en 15 años). Es decir, una renovación del 50% del total de las existentes.

– Calderas de gasóleo y calderas de GLP. En ambos casos, el objetivo es sustituir el mayor número de equipos posible para 2030 para que únicamente quede el 20% de los equipos que hay actualmente, procurando mantener mayoritariamente el resto de la instalación: circuito y radiadores. Con ese objetivo, se estima que un 40% cambie a calderas de gas natural (zonas urbanas) y un 25% a calderas individuales de biomasa (zonas rurales). Para el 15% restante se prevé un cambio más profundo, desmantelándose la instalación existente para pasar a bomba de calor (10%) -especialmente en zonas con alta necesidad de refrigeración- o a radiadores eléctricos (5%).

– Equipos eléctricos, como radiadores, calderas o hilo radiante. Se prevé que se mantenga el 62,5% de estos equipos y el resto o bien se renueve o bien pase a bomba de calor.

– Convectores de gas natural y estufas de GLP. El objetivo es su sustitución completa para 2030 por otros sistemas más eficientes: un 70% por bomba de calor y un 30% por algún sistema eléctrico de los mencionados anteriormente.