Las bombas de calor pueden reducir el consumo en más de un 30% 

En Europa hay aproximadamente 68 millones de calderas de gas y 18 millones de gasóleo en edificios residenciales. Si se reemplazaran esas calderas por bombas de calor podría llegar a suponer un ahorro de energía de un 36% y una reducción de las emisiones de CO2 de un 28%, según datos del informe del Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea titulado “The Heat Pump Wave: Opportunities and Challenges” que analiza el impacto potencial de la fabricación e instalación de bombas de calor a gran escala.

La calefacción del conjunto de los edificios de la UE supone alrededor del 40% del consumo final de energía y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía. Y de ellos, los edificios residenciales representan alrededor de dos tercios del consumo final de energía y alrededor del 70% de las emisiones de GEI.

Pese a las barreras que aún siguen existiendo, el informe concluye que, en general, el cambio de calderas de combustibles fósiles a bombas de calor alimentadas por electricidad no solo será más saludable para el planeta, sino que también fortalecerá la seguridad energética de la UE y, por lo general, reducirá las facturas de calefacción.

En cualquier caso, para llevar a cabo una rápida transición hacia las bombas de calor para la calefacción residencial requerirá un grupo de instaladores y técnicos cualificados, lo que presenta la oportunidad para la creación de nuevos puestos de trabajo y, al mismo tiempo, el desafío de garantizar un número suficiente de profesionales cualificados.

La Asociación Europea de Bombas de Calor estima que se necesitarán 500.000 trabajadores cualificados adicionales para 2030, mientras que la Industria Europea de la Calefacción estima que serán 750.000 nuevos puestos de trabajo.